Francisco Rodríguez del Toro, luego de la primera República
Luego de la pérdida de la Primera República (julio 1812) estuvo refugiado en la isla de Trinidad, donde llevó una vida moderada, cuidando de su hermano Fernando, inválido desde la guerra por la herida que recibió en el asalto a Valencia en 1811. Ambos hermanos regresaron a Caracas en 1821, después de la batalla de Carabobo.
Su amistad con el Libertador
Francisco Rodríguez del Toro y Simón Bolívar mantuvieron una correspondencia continua mientras el segundo combatía en el Ecuador y en el Perú.
A mediados de 1825 obtuvo en arrendamiento la quinta de Anauco, que había pertenecido antes de la Independencia a Juan Javier Mijares de Solórzano, situada en San Bernardino e hizo de ella su residencia. Cuando Bolívar estuvo en Caracas, de enero a julio de 1827, se alojó varias veces en esa mansión campestre. Allí se le dio un gran baile en su honor y en esa residencia pasó los últimos días y la última noche en Caracas, antes de salir por La Guaira el 5 de julio de 1827. En diciembre de ese año Rodríguez del Toro adquirió la vivienda por 3.250 pesos de quien era entonces su dueño, el norteamericano Samuel D. Forsyth. Y después de hacerla algunas reparaciones pasó las últimas décadas de su larga vida en la quinta. El domingo 8 de noviembre de 1840 el dueño de la quinta y el general José Antonio Páez, entonces Presidente de la República, dieron allí un banquete de carácter polìtico, para homenajear a la joven oficialidad de las milicias y a antiguos veteranos de la Independencia, como los generales Rafael Urdaneta y Mariano Montilla.
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